jueves, 30 de septiembre de 2010

¡A saber lo que es bueno!

Juan Hoyo.- ¡Jo, tío! ¡qué fuerte! ¡De lo que me acabo de enterar!
Madriguero.- ¿Qué pasa? ¿Se va a acabar el mundo?
JH.- Más fuerte que eso. Dicen que Espelunca…
Madriguero.- ¿La de cuarto jota?
JH.- Sí, esa. Bueno, pues dicen que es lesbiana. La han visto acariciándose con una chica, pero acariciándose en plan… ya sabes.
M.- Pues muy bien, ¿y…?
JH.- ¿Y qué? Tío, eso es una marranada.
M.- ¿Por qué?
JH.- Porque sí, porque eso no es natural.
M.- Tampoco son naturales los móviles, ni la ropa, ni las motos…
JH.- ¿Qué dices? ¿Estás chalao?
M.- Digo que si tuvieras que ir “natural”, tendrías que ir en pelotas y comer raíces y carne cruda… bueno, si es que es natural comerse a otro, claro.
JH.- Pero no compares, colega…
M.- Por lo único que lo siento es porque Espe me gusta. Pero a lo mejor es bisexual…
JH.- ¿Bisexual? ¿Eso es que le hace a todos los palos?
M.- Sí, a los palos, y a los hoyos, como tú. Oye, no me había fijado en lo bueno que estás, ¡umm! ¿quieres…?
JH.- ¡Quita, cerdito!
M.- ¡Que es broma, hostia! ¡Si eres más feo que una patata asada! Pero no te creas esas chorradas de que algo es lo natural. Nadie te tiene que decir lo que es bueno o es malo, ni tú tienes que decírselo a nadie. Cada uno hace lo que quiere, que para eso somos libres.
JH.- ¿Cómo va a hacer cada uno lo que quiera? ¡Menudo cachondeo! O sea, que ¿lo que uno haga está bien?
M.- Mira, un primo mío, que está estudiando cavernisofía, dice que nada es bueno o malo, en sí mismo, sino que lo decidimos nosotros. Lo que pasa es que en cada sitio te enseñan unas cosas y tú te crees que son así. Por ejemplo, tú comes cerdo pero para otros, para los musulmanes, por ejemplo, si tú comes cerdo eres… un cerdo. En otros sitios las tías mean de pie y los tíos sentados, y así con todo.
JH.- ¡Sí! Entonces si a uno le gusta matar a gente, eso es bueno ¿no te digo?
M.- Para él, sí, para ti no. Lo que pasa es que, como a la mayoría no nos gusta eso, pues lo metemos en la cárcel, y se acabó. Pero no es que esté bien o mal.
JH.- ¿Cómo no va a estar mal hacer daño a otro?
M.- ¿Por qué va a estar mal? ¿Quién lo ha dicho? ¿Dios, o tu padre? Te repito que lo que pasa es que a ti no te gusta, porque te gusta vivir, y tienes cariño a la gente…
JH.- ¡Joder! Claro que me gusta vivir, y a todo el que no esté enfermo o mal de la azotea.
M.- Pues si a uno no le gusta, no le gusta, y punto. Eso no es como hablar de que ahí enfrente hay un árbol. Las cosas no son buenas o malas, son azules, rojas, redondas o cuadradas… no buenas o malas, eso lo decimos nosotros.
JH.- ¡Menudo rollo! Entonces… como a mí no me gustan las lesbianas, voy y le doy dos hostias a Espe. Eso está bien, según tú. Y mañana voy a por los moros ¿no?
M.- No está bien. Pero tampoco está mal. Sólo que en nuestra sociedad, si haces eso vas a tener problemas (empezando conmigo, como se te ocurra meterte con Espe). Pero si la mayoría pensase como tú, pues se haría, y no pasaría nada. Igual que antes sacrificaban personas u otras jilipolleces… tal como las vemos ahora.
JH.- Entonces tú estás en contra de la asignatura nueva, la de Educación para la Caverdadanía ¿no? Porque ahí te están diciendo qué está bien y qué está mal.
M.- Bueno, lo que hacen es adoctrinarte en lo que la sociedad ve ahora bien. Así puedes saber qué tienes que hacer para ir con el rebaño. Pero no está bien o mal, insisto.
JH.- Pues yo estoy en contra de esa asignatura, porque te cuentan que los gays son guays. Y a mi padre le repatea, porque él es muy creyente, y dice que ahí no enseñan más que ideas ateas.
M.- Vamos a ver. ¿Tú no te haces pajas?
JH.- Sí…
M.- Pues ya estás en pecado mortal. ¿Das la mitad de lo tuyo a los pobres? ¿Pones la otra mejilla?
JH.- Ni nadie ¿no te jode?
M.- Entonces ¿qué leches dices? ¡Chaval, piensa por ti mismo!
JH.- Mira, ahí viene Espe.
M.- ¡Hola, Espe!
Espelunca.- Hola, Madriguero, hola, Juan Hoyo. ¿Qué estáis haciendo?
M.- Hablando. Oye, Espe, ¿verdad que tú crees que lo que es bueno o malo lo decidimos nosotros, es cosa de cada uno, lo que pasa es que te enseñan unas cosas desde pequeño y, si eres un poco borreguito, te las crees?
Espe.- No, Madriguero, yo no creo eso. Y le he dado muchas vueltas al asunto, porque me encanta la cavernisofía y la cavernética. Yo creo que las cosas tienen valor en sí mismas, y que hay que tratarlas como se merecen.
JH.- ¿Ves? ¿Ves? Pues Madriguero dice que matar no es ni bueno ni malo.
M.- Pero ¿quién dice lo que está bien y lo que está mal?
Espe.- Lo que pasa es que ahora voy a comprar cosas para la casa, y no me puedo liar. Si queréis charlamos de eso en otro momento. Ciao [se va]
M.- ¡Cuando quieras, [y, en voz baja] cielo!
JH.- Pues a mí Espe no me gusta. No sé qué le ves.



¿Qué piensas tú en este debate? ¿Crees que lo bueno o malo es algo que inventamos la gente (las culturas o los individuos), o hay cosas buenas o malas por naturaleza?
¿Qué argumenos te parecen equivocados y cuáles acertados en el diálogo?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Ser bueno y ser feliz. El conflicto cavernético

Drama antromusical

(Personajas: ESPELUNCA (ESPE para los amigos), FELISA y COVADONGA).

COVANDONGA.- Hola, ESPE. Tía, ya creíamos que llegabas tarde. ¡Va a llegar el bus!
ESPE.- Es que… no sé si ir.
FELISA.- ¿¡Qué dices!? ¿Te ha pasado algo?
ESPE.- No… a mí no… pero…
COVANDOGA.- ¿Vienen a tocar los Trogloditas del silencio, o sea, el mejor grupo antro del cavernimundo, tú tienes una entrada y te lo vas a perder? ¿Estás flipada?
ESPE.- Es que… me he encontrado con Dolores…
FELISA.- ¿La amargada de clase?
ESPE.- Esa. Se ha liado a hablar conmigo y, tías, la he visto fatal. Está desesperada. Dice que sus padres no la entienden y la machacan, que si nadie la quiere… y, por si fuera poco, se ha enamorado de un tío que la ha llamado tonta y fea.
COVADONGA.- Sí, el Pedro ha sido, el muy animal.
ESPE.- El caso es que la veo chunga, y me ha dicho que necesita alguien con quien pasar esta tarde y hablar. Y creo que necesita ayuda y compañía de verdad. Le he ofrecido mi entrada pero dice que no está para músicas.
FELISA.- Bueno, tía, pero estamos hablando de los Trogloditas, no van a volver por aquí en la vida ¿te coscas? Además, esa tía no es tu amiga ¿no? Siempre la has puesto a caldo, no es responsabilidad tuya.
ESPE.- Ya… pero…
COVADONGA.- ¿Y no hay nadie que le haga compañía?
ESPE.- Tú sabes muy bien que está más sola que la una. ¿Qué harías tú, Cova?
FELISA.- Yo no me perdería el concierto, lo tengo claro. Eso es como si vinieran los marcianos a traer regalos y yo me fuese al water.
COVADONGA.- ¡Qué bestia eres tú también! Yo no sé que haría, es una situación muy chunga. Creo que me quedaría con ella, aunque me acordaría del concierto todos los días de mi cavernaria vida. En fin, tú verás…
FELISA.- ¡Eh! ¡Ahí viene el autobús!

¿Qué crees que debe hacer Espelunca? ¿Por qué?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

De la mayor importancia

La mayoría de las preguntas que le harías al genio de la entrada anterior resultan ser preguntas filosóficas. Y, según dijimos, la ética es parte de la filosofía. ¿Qué parte?


La ÉTICA es la parte de la filosofía que se pregunta qué es bueno y qué es malo referido a nuestras acciones y decisiones, o sea, qué es correcto o incorrecto, qué debo hacer. Para contestar a eso, tiene que preguntarse también quién soy, qué sentido tiene o puedo darle a mi vida, qué me corresponde hacer para realizarme y, a ser posible, ser feliz. Para eso, estudiamos lo que han dicho los hombres con fama de más inteligentes y sabios a lo largo de la historia, y nos lo preguntamos a nosotros mismos, a nuestra propia inteligencia.

Ahora, la pregunta es: ¿hay alguna asignatura más importante que la Ética?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Preguntas geniales (basado en hechos reales, por supuesto)

Bienvenidos al nuevo curso de Educación ético-cívica. Ésta es la primera entrada de esta temporada. Como hemos dicho en clase, la Ética es "parte" de la Filosofía. Pero ¿de qué trata la Filosofía? Os sugiero el siguiente ejercicio mental, que ya propuse el año pasado. Vuestras participaciones (las de todos los que visitéis este lugar, seáis de donde seáis, serán bienvenidas.)

Andando por la calle a altas horas de la noche le di (a posta) una patada a una especie de lata (la luz no era muy buena, porque las farolas, como todo el mundo sabe, apuntan hacia arriba para que se vean bien desde los aviones y desde otros planetas). De repente salió del interior de la lata una cosa, y, aunque nunca había visto nada parecido, comprendí que sólo podía ser un genio. Me quedé alucinado: la bebida no suele producirme un efecto tan realista, y, por si fuera poco, no bebo. Pero no me dio tiempo de darle muchas vueltas, porque el genio, después del tradicional bostezo y el sacudirse de las telarañas, me dijo (con voz cavernosa, claro):
-¡Eh! ¡Tú! ¿has sido tú el que me acaba de despertar?
-Me temo que sí.., per… perdona –dije con un pelín de acojone.
-Entonces, ya sabes…
-¿Qué sé? –le pregunté, cuando vi que no seguía su misteriosa frase.
-¿No sabes quién soy? ¡Soy el Tres veces gran genio de las tres grandes preguntas!
-Encantado –quise hacerme el simpático.
-Pues eso, chaval. Tienes derecho a formularme tus tres grandes preguntas, y yo te las contestaré sin mentirte ni un poquito.
Cuando a uno le pasa algo así no debe fiarse de que todo sea legal y el asunto no tenga letra pequeña, así que le pregunté:
-Y ¿qué truco tiene esto?
-¿Qué truco? –dijo, poniéndose algo impaciente-. Bueno, una pequeña cláusula. Si las preguntas que me hagas no son, de verdad de verdad de verdad, tus tres más grandes preguntas… se te caerá la nariz la primera noche de luna llena, hagas lo que hagas. Para volvértela a pegar tendrás que encontrarte con el tres veces pequeño genio de los tres pequeños remedios caseros, que es mi primo.
“Creo que no voy a hacerle ninguna pregunta”, pensé, agarrándome la narpia. Pero el muy capullo me oyó pensar (era un genio, no hay que olvidar ese detalle) y dijo, a carcajada limpia:
-No, hijo, no. Uno no despierta al tres veces… patatín patatán… para nada. Si no me haces las tres grandes preguntas se te caerá la nariz la primera noche de luna nueva, hagas lo que hagas. Así que date prisa y hazme ya esas tres grandes preguntas.

¿Cuáles creéis que tengo en mente de momento? ¿Cuáles harías tú?