jueves, 29 de septiembre de 2011

¡A saber lo que es bueno!

Juan Hoyo.- ¡Jo, tío! ¡qué fuerte! ¡De lo que me acabo de enterar!
Madriguero.- ¿Qué pasa? ¿Se va a acabar el mundo?
JH.- Más fuerte que eso. Dicen que Espelunca…
Madriguero.- ¿La de cuarto jota?
JH.- Sí, esa. Bueno, pues dicen que es lesbiana. La han visto acariciándose con una chica, pero acariciándose en plan… ya sabes.
M.- Pues muy bien, ¿y…?
JH.- ¿Y qué? Tío, eso es una marranada.
M.- ¿Por qué?
JH.- Porque sí, porque eso no es natural.
M.- Tampoco son naturales los móviles, ni la ropa, ni las motos…
JH.- ¿Qué dices? ¿Estás chalao?
M.- Digo que si tuvieras que ir “natural”, tendrías que ir en pelotas y comer raíces y carne cruda… bueno, si es que es natural comerse a otro, claro.
JH.- Pero no compares, colega…
M.- Por lo único que lo siento es porque Espe me gusta. Pero a lo mejor es bisexual…
JH.- ¿Bisexual? ¿Eso es que le hace a todos los palos?
M.- Sí, a los palos, y a los hoyos, como tú. Oye, no me había fijado en lo bueno que estás, ¡umm! ¿quieres…?
JH.- ¡Quita, cerdito!
M.- ¡Que es broma, hostia! ¡Si eres más feo que una patata asada! Pero no te creas esas chorradas de que algo es lo natural. Nadie te tiene que decir lo que es bueno o es malo, ni tú tienes que decírselo a nadie. Cada uno hace lo que quiere, que para eso somos libres.
JH.- ¿Cómo va a hacer cada uno lo que quiera? ¡Menudo cachondeo! O sea, que ¿lo que uno haga está bien?
M.- Mira, un primo mío, que está estudiando cavernisofía, dice que nada es bueno o malo, en sí mismo, sino que lo decidimos nosotros. Lo que pasa es que en cada sitio te enseñan unas cosas y tú te crees que son así. Por ejemplo, tú comes cerdo pero para otros, para los musulmanes, por ejemplo, si tú comes cerdo eres… un cerdo. En otros sitios las tías mean de pie y los tíos sentados, y así con todo.
JH.- ¡Sí! Entonces si a uno le gusta matar a gente, eso es bueno ¿no te digo?
M.- Para él, sí, para ti no. Lo que pasa es que, como a la mayoría no nos gusta eso, pues lo metemos en la cárcel, y se acabó. Pero no es que esté bien o mal.
JH.- ¿Cómo no va a estar mal hacer daño a otro?
M.- ¿Por qué va a estar mal? ¿Quién lo ha dicho? ¿Dios, o tu padre? Te repito que lo que pasa es que a ti no te gusta, porque te gusta vivir, y tienes cariño a la gente…
JH.- ¡Joder! Claro que me gusta vivir, y a todo el que no esté enfermo o mal de la azotea.
M.- Pues si a uno no le gusta, no le gusta, y punto. Eso no es como hablar de que ahí enfrente hay un árbol. Las cosas no son buenas o malas, son azules, rojas, redondas o cuadradas… no buenas o malas, eso lo decimos nosotros.
JH.- ¡Menudo rollo! Entonces… como a mí no me gustan las lesbianas, voy y le doy dos hostias a Espe. Eso está bien, según tú. Y mañana voy a por los moros ¿no?
M.- No está bien. Pero tampoco está mal. Sólo que en nuestra sociedad, si haces eso vas a tener problemas (empezando conmigo, como se te ocurra meterte con Espe). Pero si la mayoría pensase como tú, pues se haría, y no pasaría nada. Igual que antes sacrificaban personas u otras jilipolleces… tal como las vemos ahora.
JH.- Entonces tú estás en contra de la asignatura nueva, la de Educación para la Caverdadanía ¿no? Porque ahí te están diciendo qué está bien y qué está mal.
M.- Bueno, lo que hacen es adoctrinarte en lo que la sociedad ve ahora bien. Así puedes saber qué tienes que hacer para ir con el rebaño. Pero no está bien o mal, insisto.
JH.- Pues yo estoy en contra de esa asignatura, porque te cuentan que los gays son guays. Y a mi padre le repatea, porque él es muy creyente, y dice que ahí no enseñan más que ideas ateas.
M.- Vamos a ver. ¿Tú no te haces pajas?
JH.- Sí…
M.- Pues ya estás en pecado mortal. ¿Das la mitad de lo tuyo a los pobres? ¿Pones la otra mejilla?
JH.- Ni nadie ¿no te jode?
M.- Entonces ¿qué leches dices? ¡Chaval, piensa por ti mismo!
JH.- Mira, ahí viene Espe.
M.- ¡Hola, Espe!
Espelunca.- Hola, Madriguero, hola, Juan Hoyo. ¿Qué estáis haciendo?
M.- Hablando. Oye, Espe, ¿verdad que tú crees que lo que es bueno o malo lo decidimos nosotros, es cosa de cada uno, lo que pasa es que te enseñan unas cosas desde pequeño y, si eres un poco borreguito, te las crees?
Espe.- No, Madriguero, yo no creo eso. Y le he dado muchas vueltas al asunto, porque me encanta la cavernisofía y la cavernética. Yo creo que las cosas tienen valor en sí mismas, y que hay que tratarlas como se merecen.
JH.- ¿Ves? ¿Ves? Pues Madriguero dice que matar no es ni bueno ni malo.
M.- Pero ¿quién dice lo que está bien y lo que está mal?
Espe.- Lo que pasa es que ahora voy a comprar cosas para la casa, y no me puedo liar. Si queréis charlamos de eso en otro momento. Ciao [se va]
M.- ¡Cuando quieras, [y, en voz baja] cielo!
JH.- Pues a mí Espe no me gusta. No sé qué le ves.



¿Qué piensas tú en este debate? ¿Crees que lo bueno o malo es algo que inventamos la gente (las culturas o los individuos), o hay cosas buenas o malas por naturaleza?
¿Qué argumenos te parecen equivocados y cuáles acertados en el diálogo?

domingo, 25 de septiembre de 2011

El conflicto cavernético (escena segunda)

(En las puertas del recinto del concierto del año de los Trogloditas del silencio)

Maria Refugia.- ¡Hola! Oye, ¿dónde está Espe?
Felisa.- No te lo creerás, tía.
Covandonga.- Se ha quedado con Dolores, una compañera de clase...
Felisa.- Una amargada.
Covadonga.- Que está hecha polvo, muy depre. Y no tiene a nadie.
Maria Refugia.- Y ¿por qué se ha quedado con ella? No es su amiga, ¿no?
Felisa.- ¡Qué va! Le ha dado pena, está claro. Espe es más tierna que un bollicao, ya la conoces.
Covadonga.- No creo que haya sido por pena. Espe es una tía muy responsable, creo que ha visto que tenía que quedarse.
Felisa.- Pero no creo que lo hiciera si no creyera que va a sacar algo.
María Refugio.- A lo mejor lo hace por miedo al remordimiento de conciencia. Yo lo haría por eso (¡si lo hiciera, claro, que va a ser que no!). Mi abuela dice que todo lo que hagas malo el diablo te lo sacará del pellejo a tiras (se parten de risa las tres).
Felisa.- Sí, claro, y Apu, el de los Simpson, cree que te reencarnas en otro animal, ¡no te digo!
Covandoga.- ¿Es que no puede haberlo hecho sólo porque cree que tiene que hacerlo, sin pensar en sí misma?
Felisa.- Eso no creo que pase, Cova, seamos realistas. Lo que pasa es que a algunos, como a Espe, les encanta ver felices a los demás.
María Refugio.- Bueno, luego se lo preguntamos a ella. Ahora vamos, que corre la fila y se nos cuelan para entrar. ¡Los Trogloditas, tías! ¿Os dais cuenta del momento que estamos viviendo?

(A varios kilómetros de los Trogloditas)

Dolores.- Jo, Espe, no sabes cómo te agradezco que te hayas quedado conmigo, sé el sacrificio que estás haciendo. Y hasta me has invitado a un helado...
Espelunca.- Pero si has pagado tú...
Dolores.- Bueno, eso es lo de menos. En serio, eres una tía total.
Espelunca.- No te preocupes, los... las personas están para ayudarse ¿no?
Dolores.- Sí, chica, pero muy pocos hacen lo que has hecho tú.
Espelunca.- Yo creo que no, que todos harían lo que he hecho yo, o sea, joderme y aguantarme y echarte un cable.
Dolores.- No sé, pero sí sé que tú lo has hecho, y te debo... Bueno, no te voy a decir que seamos amigas, porque nunca hemos tenido mucho en común... pero...
Espe.- A lo mejor es que no hemos hablado mucho, y nos hemos dejado llevar por las apariencias, sin pensar...
Dolores.- ¿Te puedo preguntar una cosa?
Espe.- Sí, claro.
Dolores.- ¿Por qué te has quedado, de verdad? ¿Te he dado pena?
Espe.- ¡No! ¡no! Pena no... Bueno, sí, un poco... Pero no lo he hecho por pena, de verdad.
Dolores.- ¿Entonces por qué?
Espe.- A cualquiera le gustaría que hicieran eso por uno, cuando esté mal.
Dolores.- Pero ¿y si nunca puedo devolverte el favor?
Espe.- No importa. No lo hago para que me debas una, sino porque... a una persona hay que ayudarla.
Dolores.- Me parece muy bien. Eres especial, de verdad. Me gustaría que fueras mi amiga (un rato de silencio). Todos me ven como una amargada, y tienen razón. ¿Sabes por qué creo que soy tan triste?
Espe.- ¿Por qué?
Dolores.- Porque nunca me he encontrado a personas como tú.
Espe.- Eso es porque no has mirado bien.
Dolores.- Puede ser... Oye, ¿a ti te gusta el Pedro?
Espe.- ¿Pedro? ¿ese mameluco? No jorobes, tiene menos gracia que Matias Prast.
Dolores.- Entonces, ¿qué te gusta de un chico?
Espe.- O de una chica...
Dolores.- Eso, o de una chica.

(continuará?)

¿Con qué personaja te identificas más? ¿Con cuál menos?
¿Qué parte de razón lleva cada una (si la llevan)?
¿Por qué lo hace Espelunca?
Comenta todo lo que se te ocurra.

Si te apetece seguir la historia, haciendo tú una escena, elabórala por tu cuenta y mándanosla o dámela en clase.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El conflicto cavernético

Drama antromusical

(Personajas: ESPELUNCA (ESPE para los amigos), FELISA y COVADONGA).

COVANDONGA.- Hola, ESPE. Tía, ya creíamos que llegabas tarde. ¡Va a salir el bus!
ESPE.- Es que… no sé si ir.
FELISA.- ¿¡Qué dices!? ¿Te ha pasado algo?
ESPE.- No… a mí no… pero…
COVANDOGA.- ¿Vienen a tocar los Trogloditas del silencio, o sea, el mejor grupo antro del cavernimundo, tú tienes una entrada ¡y te lo vas a perder!? ¿¡Estás flipada!?
ESPE.- Es que… me he encontrado con Dolores…
FELISA.- ¿La amargada de clase?
ESPE.- Esa. Se ha liado a hablar conmigo y, tías, la he visto fatal. Está desesperada. Dice que sus padres no la entienden y la machacan, que si nadie la quiere… y, por si fuera poco, se ha enamorado de un tío que la ha llamado tonta y fea.
COVADONGA.- Sí, el Pedro ha sido, el muy animal.
ESPE.- El caso es que la veo chunga, y me ha dicho que necesita alguien con quien pasar esta tarde y hablar. Y creo que necesita ayuda y compañía de verdad. Le he ofrecido mi entrada pero dice que no está para músicas.
FELISA.- Bueno, tía, pero estamos hablando de los Trogloditas, no van a volver por aquí en la vida ¿te coscas? Además, esa tía no es tu amiga ¿no? Siempre la has puesto a caldo, no es responsabilidad tuya.
ESPE.- Ya… pero…
COVADONGA.- ¿Y no hay nadie que le haga compañía?
ESPE.- Tú sabes muy bien que está más sola que la una. ¿Qué harías tú, Cova?
FELISA.- Yo no me perdería el concierto, lo tengo claro. Eso es como si vinieran los marcianos a traer regalos y yo me fuese al water.
COVADONGA.- ¡Qué bestia eres tú también! Yo no sé que haría, es una situación muy chunga. Creo que me quedaría con ella, aunque me acordaría del concierto todos los días de mi cavernaria vida. En fin, tú verás…
FELISA.- ¡Eh! ¡Ahí viene el autobús!

¿Qué crees que debe hacer Espelunca? ¿Por qué?

martes, 20 de septiembre de 2011

Preguntas geniales


Andando por la calle a altas horas de la noche le di (a posta) una patada a una especie de lata (la luz no era muy buena, porque las farolas, como todo el mundo sabe, apuntan hacia arriba para que se vean bien desde los aviones y desde otros planetas), y, de repente, salió de su interior una cosa y, aunque nunca había visto nada parecido, comprendí que sólo podía ser un genio. Me quedé alucinado: la bebida no suele producirme un efecto tan realista, y, por si fuera poco, hace mucho que no bebo. Pero no me dio tiempo de darle muchas vueltas, porque el genio, después del tradicional bostezo y el sacudirse de las telarañas, me dijo (con voz de genio, claro):
-¡Eh! ¡Tú! ¿has sido tú el que me acaba de despertar?
-Me temo que sí.., per… perdona –dije con un pelín de acojone.
-Entonces, ya sabes…
-¿Qué sé? –le pregunté, cuando vi que no seguía su misteriosa frase.
-¿No sabes quién soy? ¡Soy el Tres veces gran genio de las tres grandes preguntas!
-Encantado –quise hacerme el simpático.
-Pues eso, chaval. Tienes derecho a formularme tus tres grandes preguntas, y yo te las contestaré sin mentirte ni un poquito.
Cuando a uno le pasa algo así no debe fiarse de que todo sea legal y el asunto no tenga letra pequeña, así que le pregunté:
-Y ¿qué truco tiene esto?
-¿Qué truco? –dijo, poniéndose algo impaciente-. Bueno, una pequeña cláusula. Si las preguntas que me hagas no son, de verdad de verdad de verdad, tus tres más grandes preguntas… se te caerá la nariz la primera noche de luna llena, hagas lo que hagas. Para volvértela a pegar tendrás que encontrarte con el tres veces pequeño genio de los tres pequeños remedios caseros, que es mi primo.
“Creo que no voy a hacerle ninguna pregunta”, pensé, agarrándome la narpia. Pero el muy capullo me oyó pensar (era un genio, no hay que olvidar ese detalle) y dijo, a carcajada limpia:
-No, hijo, no. Uno no despierta al tres veces… patatín patatán… para nada. Si no me haces las tres grandes preguntas se te caerá la nariz la primera noche de luna nueva, hagas lo que hagas. Así que date prisa y hazme ya esas tres grandes preguntas.

¿Cuáles creéis que tengo en mente de momento? ¿Cuáles harías tú?

lunes, 19 de septiembre de 2011

Bienvenidos al nuevo curso: ¿para qué la ética?

Hola a todos, a los alumnos y alumnas de Ética (Educación Ética-Cívica) de este año y también a todos los que caigáis por aquí, por esta caverna de pensamientos. En nuestra primera toma de contacto, además de hablar de cosas sin mucha importancia, como la evaluación y demás, hemos discutido un poco qué es esto de la Ética.
Hemos dicho que se trata de pensar sobre nuestras acciones, sobre todo en lo que puedan tener de buenas y menos buenas. Pero no buenas y menos buenas según las leyes establecidas, hemos dicho, sino según la moral. Aunque ¿dónde está la moral? ¿En nuestra conciencia, por ejemplo? ¿Qué dice tu conciencia, por ejemplo, si te encuentras en una alternativa en la vida como la que debatimos en clase: o delatar a un inocente, o ir tú a prisión?
Pero lo que me gustaría preguntaros, para empezar, es: ¿qué importancia y qué valor os parece que tiene esta asignatura? ¿Está bien como está en el currículo? ¿Debería estar más presente, menos, nada, como está…? ¿Para qué crees que puede servirte?