martes, 23 de septiembre de 2014

El conflicto cavernÉtico (segunda parte)

(En las puertas del recinto del concierto del año de los Trogloditas del silencio)

Maria Refugia.- ¡Hola! Oye, ¿dónde está Espe?
Felisa.- No te lo creerás, tía.
Covandonga.- Se ha quedado con Dolores, una compañera de clase...
Felisa.- Una amargada.
Covadonga.- Que está hecha polvo, muy depre. Y no tiene a nadie.
Maria Refugia.- Y ¿por qué se ha quedado con ella? No es su amiga, ¿no?
Felisa.- ¡Qué va! Le ha dado pena, está claro. Espe es más tierna que un bollicao, ya la conoces.
Covadonga.- No creo que haya sido por pena. Espe es una tía muy responsable, creo que ha visto que tenía que quedarse.
Felisa.- Pero no creo que lo hiciera si no creyera que va a sacar algo.
María Refugio.- A lo mejor lo hace por miedo al remordimiento de conciencia. Yo lo haría por eso (¡si lo hiciera, claro, que va a ser que no!). Mi abuela dice que todo lo que hagas malo el diablo te lo sacará del pellejo a tiras (se parten de risa las tres).
Felisa.- Sí, claro, y Apu, el de los Simpson, cree que te reencarnas en otro animal, ¡no te digo!
Covandoga.- ¿Es que no puede haberlo hecho sólo porque cree que tiene que hacerlo, sin pensar en sí misma?
Felisa.- Eso no creo que pase, Cova, seamos realistas. Lo que pasa es que a algunos, como a Espe, les encanta ver felices a los demás.
María Refugio.- Bueno, luego se lo preguntamos a ella. Ahora vamos, que corre la fila y se nos cuelan para entrar. ¡Los Trogloditas, tías! ¿Os dais cuenta del momento que estamos viviendo?

(A varios kilómetros de los Trogloditas)

Dolores.- Jo, Espe, no sabes cómo te agradezco que te hayas quedado conmigo, sé el sacrificio que estás haciendo. Y hasta me has invitado a un helado...
Espelunca.- Pero si has pagado tú...
Dolores.- Bueno, eso es lo de menos. En serio, eres una tía total.
Espelunca.- No te preocupes, los... las personas están para ayudarse ¿no?
Dolores.- Sí, chica, pero muy pocos hacen lo que has hecho tú.
Espelunca.- Yo creo que no, que todos harían lo que he hecho yo, o sea, joderme y aguantarme y echarte un cable.
Dolores.- No sé, pero sí sé que tú lo has hecho, y te debo... Bueno, no te voy a decir que seamos amigas, porque nunca hemos tenido mucho en común... pero...
Espe.- A lo mejor es que no hemos hablado mucho, y nos hemos dejado llevar por las apariencias, sin pensar...
Dolores.- ¿Te puedo preguntar una cosa?
Espe.- Sí, claro.
Dolores.- ¿Por qué te has quedado, de verdad? ¿Te he dado pena?
Espe.- ¡No! ¡no! Pena no... Bueno, sí, un poco... Pero no lo he hecho por pena, de verdad.
Dolores.- ¿Entonces por qué?
Espe.- A cualquiera le gustaría que hicieran eso por uno, cuando esté mal.
Dolores.- Pero ¿y si nunca puedo devolverte el favor?
Espe.- No importa. No lo hago para que me debas una.
Dolores.- Me parece muy bien. Eres especial, de verdad. Me gustaría que fueras mi amiga (un rato de silencio). Todos me ven como una amargada, y tienen razón. ¿Sabes por qué creo que soy tan triste?
Espe.- ¿Por qué?
Dolores.- Porque nunca me he encontrado a personas como tú.
Espe.- Eso es porque no has mirado bien.
Dolores.- Puede ser... Oye, ¿a ti te gusta el Pedro?
Espe.- ¿Pedro? ¿ese mameluco? No jorobes, tiene menos gracia que Matias Prast.
Dolores.- Entonces, ¿qué te gusta de un chico?
Espe.- O de una chica...
Dolores.- Eso, o de una chica.

(continuará?)

¿Con qué personaja te identificas más? ¿Con cuál menos?
¿Qué parte de razón lleva cada una (si la llevan)?
¿Por qué lo hace Espelunca?
Comenta todo lo que se te ocurra.

Si te apetece seguir la historia, haciendo tú una escena, elabórala por tu cuenta y mándanosla o dámela en clase.

jueves, 18 de septiembre de 2014

El conflicto cavern-Ético

Drama antromusical

Personajas: ESPELUNCA (ESPE para los amigos), FELISA y COVADONGA.

COVANDONGA.- Hola, ESPE. Tía, ya creíamos que llegabas tarde. ¡Va a salir el bus!

ESPE.- Es que… no sé si ir.

FELISA.- ¿¡Qué dices!? ¿Te ha pasado algo?

ESPE.- No… a mí no… pero…

COVANDOGA.- ¿Vienen a tocar los Trogloditas del silencio, o sea, el mejor grupo antro del cavernimundo, tú tienes una entrada ¡y te lo vas a perder!? ¿¡Estás flipada!?

ESPE.- Es que… me he encontrado con Dolores…

FELISA.- ¿La amargada de clase?

ESPE.- Esa. Se ha liado a hablar conmigo y, tías, la he visto fatal. Está desesperada. Dice que sus padres no la entienden y la machacan, que si nadie la quiere… y, por si fuera poco, se ha enamorado de un tío que la ha llamado tonta y fea.

COVADONGA.- Sí, el Pedro ha sido, el muy animal.

ESPE.- El caso es que la veo chunga, y me ha dicho que necesita alguien con quien pasar esta tarde y hablar. Y creo que necesita ayuda y compañía de verdad. Le he ofrecido mi entrada pero dice que no está para músicas.

FELISA.- Bueno, tía, pero estamos hablando de los Trogloditas, no van a volver por aquí en la vida ¿te coscas? Además, esa tía no es tu amiga ¿no? Siempre la has puesto a caldo, no es responsabilidad tuya.

ESPE.- Ya… pero…

COVADONGA.- ¿Y no hay nadie que le haga compañía?

ESPE.- Tú sabes muy bien que está más sola que la una. ¿Qué harías tú, Cova?

FELISA.- Yo no me perdería el concierto, lo tengo claro. Eso es como si vinieran los marcianos a traer regalos y yo me fuese al water.

COVADONGA.- ¡Qué bestia eres tú también! Yo no sé que haría, es una situación muy chunga. Creo que me quedaría con ella, aunque me acordaría del concierto todos los días de mi cavernaria vida. En fin, tú verás…

FELISA.- ¡Eh! ¡Ahí viene el autobús!

¿Qué crees que debe hacer Espelunca? ¿Por qué?

Este texto sirvió de guión a un programa de Radio 5 de Radio Nacional de España. Puedes escuchar ese programa pinchando AQUÍ

domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Qué pinta ahí la Ética?

Varios amigos conversan en el Parque de nuestra Caverna: Espelunca (Espe), Covandoga (Cova), Felisa, Juan Hoyo y Madriguero:


Espe.- ¡Hola, chicos!, ¿qué hacéis?

Cova.- Estábamos hablando de las asignaturas y los profes que tenemos este año

Felisa.- Sí, ¡nos estamos amuermando un rato, hija! Ya les digo yo que hagamos otra cosa.

Espe.- ¡Hay que hablar de todo, Felisa: también de cómo nos van a torturar todo el año!

Cova.- La que no sé qué pinta ahí, es la Ética. ¿Para qué sirve?

Juan Hoyo.- Yo ni siquiera sé de qué va.

Espe.- Pues a mí me parece que puede ser muy interesante…

Cova.- ¿Sí? ¿Qué puedes aprender ahí?

Madriguero.- ¿¡Y qué aprendes en otras materias!?

Felisa.- Yo, nada, es verdad: lo que me entra por una oreja, me sale por la otra el día después del examen.

Cova.- En Matemáticas aprendes a hacer cuentas, en Lengua aprendes a escribir… ¿Qué vamos a aprender el Ética?

Espe.- Bueno, os parecerá una tontería, pero yo, por lo que he indagado, espero que en Ética nos paremos a pensar un poco para qué sirve todo eso que aprendemos en las demás asignaturas, por ejemplo.

Juan Hoyo.- ¿¡Que para qué sirve lo que aprendemos!? Eso ya te lo digo yo: para sacarte el título y poder currar.

Madriguero.- ¡Iluso: currar! ¿Es que no ves las noticias?

Juan Hoyo.- ¿Las noticias?, ¡menudo rollo! Yo solo veo las noticias de deportes.

Madriguero.- Pues entérate: no hay trabajo, y el que hay es de esclavo.

Felisa.- ¡Claro, la pasta se la lleva la mafia que está en el gobierno, los políticos, banqueros, empresarios!

Cova.- ¡Eh, Felisa, que mi padre es banquero y mi madre empresaria!

Felisa.- ¡Claro, por eso tú llevas siempre modelitos y te vas a Estados Unidos de vacaciones…!

Cova.- ¿¡Y qué culpa tengo yo, y qué culpa tienen mis padres de ser ricos, si se lo ganan justamente!?

Madriguero.- ¿¡Justamente!? Eso habría que verlo…

Espe.- ¿Veis?

Cova.- ¿Qué?

Espe.- Para eso sirve la Ética, creo yo.

Cova.- ¿Para qué?

Espe.- Para que discutamos de esas cosas, de lo que es justo, de cómo deberíamos comportarnos…, y para discutirlo de buenas maneras. ¿Cuántas veces os habéis preguntado por qué hacemos todo lo que hacemos, qué sentido tiene nuestra vida…? Juan dice que estudiamos para trabajar… ¿Vivir para trabajar?, ¿no para ser feliz?

Felisa.- ¡Espe, la filósofa! ¡Espe, la rayada!

Madriguero.- Vale, Espe, pero mi reparo es que no creo que nadie sepa ni te pueda enseñar eso: cada uno tiene sus ideas, y, sobre todo, sus intereses, y no hay una fórmula para decir cuál es mejor.

Cova.- Mis padres están en contra de la asignatura que dimos en segundo: la Educación para la Ciudadanía. Dicen que eso ya me lo enseñan ellos.

Espe.- Pues yo creo que la educación cívica es muy necesaria, y que lo que nos dieron fue muy poco: solo hay que ver cómo están las cosas. Pero la asignatura de este año, la Ética, por lo que yo sé, no va de eso: no te intenta decir qué está bien o mal, sino hacerte reflexionar sobre ello, y mostrarte diferentes teorías y casos. El problema más gordo es lo que dice Madriguero: ¿se puede discutir razonablemente de eso, o es algo totalmente subjetivo?

Felisa.- Yo creo que Madriguero tiene razón, que eso es cosa de cada uno. Así que no tendrían que evaluarnos de eso.

Espe.- Pero, entonces, ¿no tenéis la sensación de que la Escuela es una gran máquina de churros, en el que tú eres la masa? ¿No os parece que lo que están haciendo con nosotros es producir trabajadores que no saben ni para qué viven?


¿Qué te parece? ¿Cómo intervendrías en esa conversación? ¿Con qué posturas estás más de acuerdo y con cuáles menos?

jueves, 4 de septiembre de 2014

Preguntas geniales


Andando por la calle a altas horas de la noche le di una patada a una especie de lata (la luz no era muy buena, porque las farolas, como todo el mundo sabe, apuntan hacia arriba para que se vean bien desde los aviones y desde otros planetas), y, de repente, salió de su interior una cosa. Aunque nunca había visto nada parecido, comprendí que sólo podía ser un genio. Me quedé alucinado: la bebida no suele producirme un efecto tan realista, y, por si fuera poco, hace mucho que no bebo. Pero no me dio tiempo de darle muchas vueltas, porque el genio, después del tradicional bostezo y el sacudirse de las telarañas, me dijo (con voz de genio, claro):
-¡Eh! ¡Tú! ¿has sido tú el que me acaba de despertar?
-Me temo que sí.., per… perdona –dije con un pelín de acojone.
-Entonces, ya sabes…
-¿Qué sé? –le pregunté, cuando vi que no seguía con su misteriosa frase.
-¿No sabes quién soy? ¡Soy el Tres veces gran genio de las tres grandes preguntas!
-Encantado –quise hacerme el simpático.
-Pues eso, chaval. Tienes derecho a formularme tus tres grandes preguntas, y yo te las contestaré sin mentirte ni un poquito.
Cuando a uno le pasa algo así no debe fiarse de que todo sea legal y el asunto no tenga letra pequeña, así que le pregunté:
-Y ¿qué truco tiene esto?
-¿Qué truco? –dijo, poniéndose algo impaciente-. Bueno, una pequeña cláusula. Si las preguntas que me hagas no son, de verdad de verdad de verdad, tus tres más grandes preguntas… se te caerá la nariz la primera noche de luna llena, hagas lo que hagas. Para volvértela a pegar tendrás que encontrarte con el tres veces pequeño genio de los tres pequeños remedios caseros, que es mi primo.
“Creo que no voy a hacerle ninguna pregunta”, pensé, agarrándome la narpia. Pero el muy capullo me oyó pensar (era un genio, no hay que olvidar ese detalle) y dijo, a carcajada limpia:
-No, hijo, no. Uno no despierta al tres veces… patatín patatán… para nada. Si no me haces las tres grandes preguntas se te caerá la nariz la primera noche de luna nueva, hagas lo que hagas. Así que date prisa y hazme ya esas tres grandes preguntas.

¿Cuáles creéis que tengo en mente de momento? ¿Cuáles harías tú?